Muchos diseñadores se han empeñado en que la ropa que lanzan a las pasarelas sea rara y hasta maquillan y peinan a los modelos para que se vean peor. ¿Existe una tendencia o un culto a lo feo? ¿Hay mercado para esta moda del espanto?
El otro día leía mis mensajes de Facebook y vi que había sido etiquetada en una conversación de un grupo de personas que discutían, muy apasionada y largamente, las fotos de la nueva colección de hombre de Gucci. La conmoción era causada no sólo porque mucha de la ropa que vestían los chicos, se veía como de mujer y, según la opinión de los participantes de la controversia, parecía vieja. Fui requerida, entonces, para explicar el motivo de que una marca de renombre internacional sacara a relucir semejantes muestras de, decían ellos, “mal gusto”.
Entré a la batalla tratando de expresar algo que después de muchos años de trabajar en las revistas, me parece obvio: mucho de lo que vemos en las pasarelas es parte del show. Son como los Eye-catchers de los que hablé hace un tiempo, los diseñadores buscan la viralización de su ropa y que los editores de las publicaciones elijan sus propuestas y se aseguran de ello mandando unas que son, francamente, un verdadero culto a lo feo. Rara vez los influencers, bloggers, editores y público en general suben al Instagram el outfit impecable y sobrio. Por lo general se replica lo sensacionalista, dramático, extraño o rabiosamente feo. De esa manera, la firma en cuestión no sólo gana visibilidad, sino que fortalece su marca ante el consumidor y cuando éste va de compras, puede que recuerde el nombre que se difundió por todas las redes.
Así es como la gente paga cantidades inverosímiles por unos tenis que se ven viejos, jeans que además de rotos les quedan enormes o sombreros que parecen salidos de una fiesta de Halloween, por mencionar sólo algunos monumentos del culto a lo feo. Puede ser que genuinamente les guste, pero lo más probable es que, a fuerza de verlos, fueran ganando su aprobación.
También les comenté cómo la barrera entre lo que debe ser ropa de hombre y de mujer se ha roto y que la inclusión en la moda, afortunadamente, ya permite todo tipo de estética y lo que se considera “feo” tradicionalmente, ya no aplica para los que estamos inmersos en esta industria. El punto es si este culto a lo feo es interesante, propone y cumple con un estilo de vida. Si acierta en estos requisitos, entonces, mientras más feo, más meritorio.
Hay que recordar también, e hice esta observación, que las pasarelas son statments y, como tales, manejan conceptos. Eso no significa que el diseñadores espera que toda la ropa se vuelva un éxito comercial. De hecho, gran parte del “culto a lo feo” no va a llegar a las tiendas. Dicho lo anterior, me temo que los gustos de unos difieren de los otros y, por lo tanto, lo que para mí puede ser un adefesio, para ti puede ser un objeto del deseo. Es decir, el culto a lo feo puede catalogarse como personal e intransferible. A pesar de que, a juzgar por las ventas de Gucci, definitivamente es contagioso.
#Knowtherules #Breaktherules
Fotografías: SHOWbit