El zapato puntiagudo tiene sus grandes virtudes y temibles defectos, descúbrelos aquí…
El zapato puntiagudo lleva muchos años de moda y aunque hay de varios tipos de tacón, los más deseados suelen ser altísimos. Por desgracia, ni aún cuando es de piso puede ser considerado cómodo. Es un hecho que su horma, que termina en pico, no tiene suficiente espacio para que los dedos reposen y se muevan con libertad. Pero posee también grandes ventajas, especialmente por su estética. Veamos lo que es positivo y lo que es negativo en él:
Lo bueno:
- El zapato puntiagudo es muy estético, porque su horma delgada y angosta alarga la pierna.
- Como es cerrado, no es necesario tener el pedicure impecable y los pies siempre están protegidos de la lluvia, la tierra y la hierba.
- El zapato puntiagudo se ve muy femenino y elegante, por lo cual es fantásticos cuando se lleva con un vestido formal o incluso en el trabajo.
- Si es elaborado con telas finas como el satín y el terciopelo, o adornado con pedrería, no tiene rival como calzado de lujo.
Lo malo:
- Suele ser incómodo para caminar mucho, pues los dedos recienten el poco espacio y movilidad.
- Cuando además de puntiagudo es alto, el peso recae en la parte frontal del pie, haciendo que se lastime y se canse más rápido.
- Como su punta es predominante, se raspa fácilmente al usarlo, lo cual estropea su piel.
Lo feo:
- Esta horma del zapato puntiagudo suele ser la causante de los dolorosos, y feos, juanetes que atormentan a muchas mujeres. No obstante, con juanetes o sin ellos, nosotras estamos dispuestas no sólo a saturar nuestra tarjeta de crédito por unos maravillosos zapatos, sino también a sufrir mucho con tal de lucirlos.
Yo me declaro culpable: amo y padezco el zapato puntiagudo. ¿Y tú?
#Knowtherules #Breaktherules
Fotos: SHOWbit.