En una época en donde la finalidad de la mujer no es casarse, ¿por qué sigue siendo tan juzgada la soltería?
En un momento donde las mujeres tienen muchas prioridades y parece que el casarse no siempre ocupar el primer lugar, es de sorprender que para las otras mujeres, y para hombres también, ser soltera implica que algo no funciona del todo.
Más allá de las obligaciones familiares, a una mujer casada la sociedad la considera “realizada”. Es como si hubiera cumplido un requisito y no es tan fácil tacharla de histérica o frustrada como a las solteronas. No haber sido casada o no tener pareja, puede generar prejuicios muy desagradables: que estás insatisfecha, que eres una solitaria, que nos has sido elegida o que algo está mal en ti que estás quedada.
Ser soltera es tolerable cuando eres joven, pero pasados los cuarenta y tantos, si no tienes anillo ni anuncio de boda, están en un terreno fértil para las especulaciones maliciosas. Curiosamente las divorciadas, que cada vez somos más, ya nos libramos del mote de quedadas o amargadas. Pero al final, si no tienes novio o marido, eres soltera y, por lo tanto, “un ente incompleto de la sociedad”, según los conservadores pro pareja.
Hay más de una película en donde escenifica la cena de amigos, todos ellos en pareja y la extraña dinámica cuando se une una chica sola. Todos la miran y se comportan como si hubiera compasión de por medio, aunque algunas de las mujeres instintivamente también prenden su alarma sobre un inminente peligro: esta soltera busca problemas.
En el mundo laboral, por si fuera poco, a las solteras se les carga el trabajo. Las casadas y los hombres, suelen considerar que al no tener un marido o hijos que la esperen en casa, debe dedicar más tiempo a los proyectos en la oficina.
Autoras como Juana Inés Dehesa y su libro Treintona, soltera y fantástica, de Editorial Océano, o Caro Saracho con su reciente publicación de Mesa para una, de Penguin Random House, han dado un interesante punto de vista de cómo esa visión anticuada y prejuiciosa es totalmente errada. Si bien las mujeres, como los hombres, siempre apreciamos ser amadas y una buena compañía, lo que muchos casados pierden de vista, son los placeres de mandarte sola y hacer lo que te da la gana. Parece que no han descubierto que la libertad tiene un precio y, a veces, eso se llama soltería.
#Knowtherules #Breaktherules
Fotografías: SHOWbit