¿Sigues intentando ser supermujer? Es momento de que pares y reflexiones sobre ese objetivo que es inalcanzable e incluso indeseable.
La sensación es que tienes el peso de la familia, los amigos, el trabajo, el país y el planeta completo. Sin embargo, no estás sola, todas hemos aspirado a ser una supermujer, pero lo cierto es que no sólo no lo hemos logrado, sino que terminamos sintiéndonos poco aptas y frustradas.
El problema de la perfección es que no existe. No sé para qué inventaron esa palabra que no tiene como base la realidad. Menos aún cuando se trata de un ser humano, mujer u hombre. Pero ni siquiera aplica para una trabajo, una meta o una cosa concreta como una construcción, por ejemplo. Todo tiene áreas de oportunidad y, si lo vemos con ojos críticos, bastantes defectos.
Entonces, ¿por qué insistir en ser la única supermujer en este planeta? ¿O acaso conoces a alguien que ha logrado hacer todo estupendo al unísono? Si lo crees así, te aseguro que no has visto sus cajones o su cuenta bancaria. Nadie, lee muy bien, nadie puedo con un paquete tan grande como el que nos imponemos y, es lógico, terminamos por decepcionarnos y exigirnos más y más.
Es preciso que pares, como dije al principio de este artículo: toma un respiro y suelta ese mundo que llevas cargando en los hombros. No te preocupes, no hay quien lo quiera encima, así que no tienes que buscar a una candidata. Nadie está diciendo, con ello, que tengas que dejar de esmerarte o que dejes la casa botada, pero si te pido que pienses lo que te voy a decir: el perfeccionismo tiene que ver con poner estándares muy altos, altísimos. De tal manera que es imposible alcanzarlos. Por ello, en lugar de lograr tus metas, sientes que te quedas corta y vas menguando tu seguridad personal. Para colmo, una perfeccionista no sólo se convierte en una dictadora consigo misma, sino que se transforma en una perseguidora de los otros miembros de su familia, equipo y ambiente social. Los juicios y las descalificaciones se los aplica a sí misma en privado, pero como es una supermujer rápidamente los reparte a su alrededor, por lo cual termina carcomiendo la autoestima de todo el que la rodea. Lo sé porque he ejercido este papel a veces y, otras tantas, he sido victimizada por alguna aspirante a supermujer y, debes creerme, nadie sale ganando en esa ecuación.
Alguna vez tuve la gran oportunidad de estar con el doctor Howard Murad, en California. Lo que yo suponía sería una consulta dermatológica, ya que él tiene esa profesión y una línea de tratamientos para la piel, terminó siendo una experiencia que me dejó con el corazón y la autoestima en alto. Entre otras cosas, me mostró sus frases célebres y encontré dos que ahora te comparto: “Sé imperfecta, vive más tiempo” y “Perdónate a ti misma”. Para Murad, la salud de la piel tiene que ver con el trato que te das: qué comes, bebes, haces, amas y, desde luego, las horas de descanso que te aportas. Pero especialmente se avoca a que te trates como si fueras de la nobleza, porque lo eres. En realidad su filosofía viene al caso porque la que pretende ser una supermujer se maltrata muchísimo: llena su vida de estrés, come a deshoras, duerme poco, se habla como si fuera una esclava y cuida de todos menos de ella.
Imagínate que el doctor Murad me preguntó que quién era la persona más importante en mi vida y sin parpadear le respondí que mi hijo. “Pues muy mal”, replicó él. “Si realmente amas a tu hijo, la persona más importante en tu vida tienes que ser tú. Pues si no estás bien y te mueres, por ejemplo, vas a dejar a ese chico desamparado”. Nunca lo había visto así. De hecho, la supermujer está acostumbrada a pensar que tiene para todos, pero jamás se le ocurre que un pedazo de cada cosa debería alimentarla a ella también como ser humano.
Amor, respeto, tolerancia, paciencia, compasión, descanso, hobbies, comida deliciosa y hasta un maratón de televisión son regalos que puedes empezarte a hacer desde hoy. Perdón es otra palabra clave en la transformación de supermujer a, simplemente, una mujer, ya que tendrás que renunciar a aspirar a tener superpoderes y aceptar tu condición humana. Despedirte de tus aires de heroína y perdonar que tengas hambre, cansancio y sueños propios que cumplir.
Piensa que es tan importante descansar como trabajar y que sin ese tiempo de desconectar, estar con la familia y gozar la vida, será muy difícil que puedas rendir y tener ideas creativas en el trabajo. Cuántas veces te has dicho que trabajas como loca para darles a tus hijos una buena vida, pero de qué sirve si la viven sin ti. Es más, qué clase de vida llevas tú sin ti…
La solución, entonces, es que te quites la capa y vuelvas a la tierra donde te esperamos las mortales. Jefes, colegas y clientes entenderán que tienes una vida personal. Pareja, hijos y amigos sabrán que, además del trabajo, te has ganado la oportunidad de tener tiempo de calidad contigo. De eso se trata vivir.
#Knowtherules #Breaktherules
Fotografía: SHOWbit.