Mucha gente sueña con trabajar en una revista moda y aún más por llegar a ser la o el editor de ésta. Pero pocas personas saben realmente lo que se necesita, por eso te lo voy a contar.
Si ser la o el director de una revista de moda era el sueño de un gran porcentaje de los amantes de la ropa o las revistas, sin duda esa cantidad aumentó a raíz de que se publicó el libro y después se lanzó la película del Diablo viste a la moda. He perdido la noción de cuánta gente me ha preguntado si así es ser directora, cómo es el negocio, si soy como Miranda, cómo es el clóset de mi revista o si me regalan mucha ropa. A veces pienso que el imaginario es ser la asistente bonita que sufre los maltratos de la directora editorial, con tal de que le vistan con marcas de lujo y su trabajo consista en ir a buscar mascadas blancas o un espumoso café. Pero lo que nadie se encargó de mostrar es el todo el trabajo duro, rudo y nada glamuroso que existe detrás de una revista de moda. Por ello, hoy me daré la tarea de contarte las similitudes y diferencias con la película, pero, especialmente, hablarte de lo que se requiere para ser la directora de una publicación de lujo como es Elle, Vogue o Harper´s Bazaar.
¿En qué se parece RUNWAY a Vogue, Elle o Harper´s Bazaar?
La mayor similitud es que todas son revistas de lujo. Runway puede ser una revista de ficción, sin embargo, tanto la publicación como su directora están inspiradas en Vogue Estados Unidos y la poderosísima Anna Wintour. ¿Cuánto hay de realidad y ficción entre la película y la revista? Mucho, me temo, pues la escritora de The Devil Wears Prada fue esa asistente de Wintour y a su salida de la empresa Condé Nast, se le ocurrió la millonaria idea de contar sus memorias novelizadas. Pero, ojo, hay una pátina si no de mentira, sí de exageración, pues una narración, mitad cierta mitad no, lo permite todo.
Afortunadamente, existe otra película que muestra claramente no únicamente la personalidad de Wintour en la vida real, sino el nivel de esfuerzo, talento, entrega y paciencia que hay que tener para trabajar en una revista de moda. Me refiero a la cinta llamada The September Issue, en donde puede verse, resumido, el proceso de trabajo de las producciones fotográficas que conlleva el número más importante de cualquier revista de lujo: septiembre.
Pero regresemos al tema: todas las revistas de lujo tienen una cabeza y a ella se le nombra director editorial o editor en jefe (que es una traducción literal del inglés: Editor-in-Chief). Ése es el puesto más importante dentro de la revista, porque de esa posición depende la filosofía, la ejecución y la personalidad de la publicación. Es decir, esa persona impregnará gran parte de su personalidad, talento y forma de trabajo en cada página, sección y número del título.
Miranda y Anna, son las directoras, pero también hay una figura de alto rango que lleva la parte comercial de la revista y quien trabaja estrechamente con esa directora. Debajo de la cabeza se encuentran otras editoras o editores, por ejemplo: editora de moda, belleza, estilo de vida, etc. La posición de menor rango, y donde generalmente se contratan a becarios o recién graduados, es justamente la de Emily: la asistente.
En revistas de gran presupuesto, como las que hay en mercados editoriales desarrollados, en países tales como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia, sí existen los famosos clósets, en donde se guardan la ropa y accesorios que se van a fotografiar para cada edición.
También es cierto que llegan regalos. Principalmente a las editoras de belleza, quienes tienen que probar los productos para poder recomendarlos responsablemente. Se reciben accesorios y ropa, también, en menor cantidad. Sin embargo, en prácticamente todas las compañías existen políticas que prohíben aceptar esos presentes si tienen un valor alto. En mi experiencia personal, lo que llega y se queda después es rifado entre todo el equipo editorial, con excepción de mi época en People en Español, donde las cosas se vendían a un costo muy moderado: un dólar por producto y cinco dólares si era perfume o prenda y después el dinero obtenido era duplicado por la empresa (en ese entonces era Time Inc.) para ser donado a Food on Wheels, para alimentar a los pacientes crónicos, terminales o sin movilidad.
Antes de mencionar las características y valores de una o un director editorial, quiero aclarar el asunto del maltrato dentro de la dinámica editorial. Si bien es cierto que existen muchos egos conviviendo en un equipo de este tipo, también es correcto pensar que el ambiente depende de la empresa, el o la directora y cada miembro del equipo. En mi trayectoria como directora editorial de revistas como Elle, Infashion, Marie Claire, Glamour y Harper´s Bazaar, y habiendo trabajado en Vogue y otras cuantas en Nueva York, puedo decir que hay equipos mejor conformados que otros y que nunca falta alguien complicado que pone cierta tensión en el grupo, pero que las cosas se van solucionando sin jamás parar el estresante ritmo de una publicación de lujo mensual.
¿Qué se necesita para ser editora de una revista de moda?
1.- Saber de moda – Este es un requisito que si no se cumple cabalmente, debería hacerse, pues es preciso que la directora de una publicación de alta moda conozca de historia, materiales, confección, fotografía, diseño, etc. Es decir, para poder curar el material y tomar decisiones tan complejas como quién saldrá en la portada y cuáles son las tendencias que explorará la revista, es necesario que la dirección domine el tema.
2.- Escribir bien – Nadie puede editar sin saber escribir. Cuando digo escribir, me refiero a narrar, ser capaz de relatar un suceso o describir un ambiente, sintetizar un pensamiento o extenderse a través de cuatro, seis u ocho páginas comentando el trabajo de un diseñador.
3.- Estar familiarizado con la industria – No es lo mismo conocer la teoría o la historia de la moda, que poder describir el proceso de teñido, plisado o confección de una pieza. Sin comprender los procesos artesanales e industriales, difícilmente podría, la editora en jefe de una revista de moda, reconocer su valor, explicarlo y considerarlo como parte de su contenido.
4.- Relacionarse con las personas claves de la industria – El networking se va desarrollando con el tiempo, pero tiene un valor impresionante, ya que de él depende poder recurrir a los mejores profesionales como escritores, reporteros, fotógrafos, modelos, productores, maquillistas, peinadores, coordinadores de moda y retocadores, por mencionar sólo algunos. Dentro de sus contactos esenciales también estarán las cabezas de las marcas de lujo, sus publirrelacionistas, así como representantes de celebridades, modelos e influencers.
5.- Poseer una estética determinada – Si la directora o director editorial no tiene buen gusto, qué podría esperarse del resultado de su publicación. De ahí que sea determinante que esta persona sea capaz de distinguir entre un buen diseño o uno malo, una fotografía mediocre y otra sublime, una portada débil y la que realmente venderá.
6.- Una personalidad fuerte – Estar a la cabeza de una revista no es diferente a estarlo en un banco o un bufete de abogados: se requiere de una determinación que ponga en evidencia su opinión y la batalla que está dispuesto o dispuesta a librar para defenderla. Por ello, las personas que tratan de quedar bien con todos, no llegan muy lejos. También ésta es la razón por la cual, estos personajes despiertan grandes pasiones, positivas o negativas, como la misma Wintour ha demostrado.
7.- Capacidad de liderazgo – No es lo mismo tener un carácter férreo que ser buen líder. De hecho, no siempre coinciden ambas virtudes en una directora o director editorial. Ser líder significa saber dirigir a un equipo hacia el cumplimiento cabal de sus metas, estimulando, conteniendo, reconociendo y permitiendo el crecimiento de cada miembro de manera individual y grupal.
8.- Predicar con el ejemplo – En cuestión de ética, educación y responsabilidad, la o el director editorial tiene que ser siempre el o la primera en poner el estándar muy en alto. Trabajar mucho, nunca conformarse con la mediocridad, saber ejecutar en equipo y, muy importante, defender y ayudar a cualquier persona que lo necesite dentro de su grupo.
9.- Editar – Se le llama editor al profesional que sabe elegir lo mejor del material, eliminar lo mediocre o malo y tomar decisiones sobre las jerarquías desde las marcas que aparecerán, hasta los modelos, las historias o incluso los elementos de un diseño gráfico. Es decir, esta persona lleva a cabo una labor de selección que cura cada edición, página por página.
10.- Planear – Cada revista lleva un tiempo de planeación, pre producción, producción, post producción, ejecución y publicación. Pero mientras se está planeando una, se está produciendo una segunda y editando una tercera. Eso requiere de una mente ordenada y estructurada que permita una dinámica de equipo que funcione con la puntualidad y la meticulosidad de un reloj. Todos bajo su mando deben saber perfectamente sus funciones, ejecutarlas en tiempo y forma, con la calidad requerida y entregando a tiempo para dedicarse a la siguiente tarea.
11.- Tener visión y llevarla a cabo – Un director editorial, no importa de cuál título sea, no puede replicar lo que hacía su antecesor ni seguir con lo que venía haciendo en su revista anterior. Por el contrario, se espera que impregne gran parte de su personalidad, punto de vista y filosofía a la revista. Debe de sentirse un antes y después a su llegada y dejar un legado a su partida.
12.- Ser embajadora de su marca – La revista y la editora en jefe se vuelven una. Prácticamente el título es la persona y viceversa. Por ello, es importante notar que su voz, su misión, su postura, su imagen y todo su desarrollo como imagen pública deben reflejar los valores y estatus de elegancia y lujo que el título marca.
13.- Vender – Sí, puede ser que no se esperara en una posición con tanta creatividad un sesgo comercial. Pero lejos han quedado las épocas donde el departamento de ventas no podía influenciar el contenido de una revista. Hoy, prácticamente, editorial y comercial duermen en la misma cama y comparten la tutela de su título. Por lo cual, el director editorial trabaja mano a mano con el equipo de ventas, crea planes comerciales, los presenta a clientes, los implementa y no en pocas ocasiones, los ejecuta personalmente.
14.- Gran manejo del estrés – La producción de adrenalina es parte de la descripción del trabajo editorial donde no hay tiempo de calma, en el que los días no parecen durar 24 horas y los horarios de los diferentes países no afectan la disposición para editar la revista a distancia, contestar los cientos de correos electrónicos, satisfacer a los clientes, entrevistar a los protagonistas de la industria y, eso sí, lucir impecable a toda hora. Si no sabe trabajar bajo presión, no reacciona con frialdad ante los inconvenientes y no tiene la entereza de enfrentar obstáculos internos y externos, es probable que esa persona no tenga madera para dirigir una revista de esta envergadura.
15.- Convertirse en influencer – Ah, con la llegada de las redes sociales las obligaciones del director editorial de una revista de moda se incrementaron y de qué manera. Ahora no sólo tiene que asistir a un evento, cenar, socializar, entrevistar y captar todo lo relevante del suceso para plasmarlo en su revista. No, ahora también tiene que grabar en tiempo real, postear, tomarse selfies y lograr la foto que ninguna de sus rivales tiene, en cosa de horas. Uff! Simplemente, vive para las redes de la revista y las personales.
16.- Sorprender – Por si todo esto no fuera suficiente, la misión menos evidente pero más importante de un editor editorial es sorprender. Si siempre usa el mismo recurso, una estética similar o su receta exitosa, aburrirá a su audiencia y eso, en la moda, no tiene perdón. Así que la creatividad de la persona que ostente ese puesto debe ser abundante y el trabajo en equipo resulta indispensable para alimentar su genialidad. Sin duda una cabeza sin cuerpo no sirve de nada y aquí reside el valor de un grupo de editores y diseñadores bien conformados trabajando por una excelencia editorial, para dar como resultado una revista lujosa y memorable.
La mayor parte de las aptitudes mencionadas, en los puntos anteriores, se logran a través de la experiencia y el crecimiento en la industria editorial. De ahí que todo eso sea más fácil por quien empezó como Emily, de asistente, y fue creciendo de a poco hasta llegar a ocupar el puesto de Miranda, de directora editorial.
Es mejor no correr, sino aprender. Una carrera fulminante suele explotar al poco tiempo. Una trayectoria con solidez debe cocinarse a fuego lento y con los mejores ingredientes. Si es de tu interés aventurarte a este reto, mi recomendación es que empieces por el principio y no quieras saltarte ningún paso, todos son importantes. Crece con cada puesto y oportunidad hasta madurar y ser capaz de conocer tu trabajo y llenar los requerimientos de tu puesto. ¡Disfrútalo! Para mí ha sido un privilegio y no puedo más que recomendarlo.
#Knowtherules #Breaktherules
Fotografías: SHOWbit