Esa energía erótica que te hace ser coqueta, sensual y sexual, puede representar un arma poderosa para tu vida. ¿Por qué no aprenderla a usar?
La definición que Catherine Hakim da sobre el capital erótico, nombre que le puso a su libro, es: “Una mezcla nebulosa pero determinante de belleza, atractivo sexual, cuidado de la imagen y aptitudes sociales, una amalgama de atractivos físicos y sociales que hace que determinados hombres y mujeres resulten atractivos para todos los miembros de su sociedad, especialmente los del sexo opuesto”.
Como podrás ver, e intenté explicar en mi libro El poder de tu belleza (editorial Océano México), no sólo se trata de una hermosura, ni supone la perfección. Por el contrario, las personas que encuentran la fórmula para ser tan bellos por dentro como por fuera, suelen ser mil veces más admirados y deseados que los que sólo tienen un físico privilegiado. Esto no significa que una persona no tan atractiva o, definitivamente, nada bonita, se vea imposibilitada de poseer capital erótico. De hecho, todos podemos mencionar a alguna mujer que no es su físico, sino que es terriblemente sexy, lo que la hace ser un imán irresistible. Es notable que no puede faltar, en esta ecuación, la seguridad en sí misma.
La sexualidad, sin embargo, suele ser determinante cuando se trata del capital erótico de las mujeres: su energía sexual, la imaginación erótica, la seguridad con la que se desenvuelve e incluso su soltura y comportamiento lúdico respecto al sexo. Este gran paquete eleva el deseo masculino y en más de una ocasión, se convierte en un poder femenino sin comparación. Es bien sabido que la mayor parte de los varones muestra y siente mayor interés en el sexo y la mujer suele dosificar la cantidad que acepta, con lo cual su decisión se convierte en una especie de moneda de cambio.
Se sabe que las geishas dejaban la parte posterior de su cuello descubierto y sin pintarlo, porque en la cultura de Japón esta zona del cuerpo está dotada de erotismo. En nuestra sociedad los hombros descubiertos, el escote que insinúa los senos, lo mismo que el pelo largo y sedoso, son sólo algunos puntos focales que incitan el deseo sexual y, trabajan a favor del poder femenino en la dinámica de pareja al avivar la excitación de un hombre. Empezando por esta seducción visual quedará en nosotras abrir la posibilidad de llegar a algo más.
El misterio es también un ingrediente fundamental del capital erótico, en donde insinuar es mejor que mostrar y lejos del recato, el poder tiene que ver con hacerte dueña de tu cuerpo, tu satisfacción sexual y tu plenitud personal.
Saber que eres una diosa del amor y que tu seguridad puede realmente llevar al cuerpo a irradiar atracción, es un beneficio que no debe pasar desapercibido para nadie, especialmente para ti. Con carisma, gracia, amor propio y una buena dosis de capital erótico puedes lograr hacerte cargo de tu poder en la cama y fuera de ella. No lo desperdicies, inviértelo con inteligencia y corazón.
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Fotografías: SHOWbit